Unos días antes de la venta ya se respiraba un ambiente raro, se sabía que algo pasaba pero no se sabía que. El día que nos dijeron que se había vendido la empresa no nos lo podíamos creer. Nadíe había ido a verla, nade había pasado por alli, todo eran especulaciones y comentarios ¿Quien compra una empresa sin verla?
Rumores, especulaciones de todo tipo circularon por allí, busqueda por google de los nuevos propietarios...
Poco venía de uno de ellos y del otro lo poco que venía no era bueno...
De todas las especulaciones la que mas peso había empezado a cobrar era que nos habían vendido solo por librarse de nosotros...
Y eso que nuestra empresa con un poco de buen criterio y algo de inversión podría dar mucho beneficio.
Reflexión 32 – Poker de burros
Hace 14 años